Se pueden perder elecciones, pero no perder el alma.
Estoy sorprendida con la información sobre Odebrecht. O mejor, con la reacción social y del mundo del poder: justificando y minimizando. Todavía soy ingenua. La diferencia de votos entre Santos y Mockus fue de 3,7 millones de votos en primera vuelta, claramente no «nos tumbaron» con afiches sino actuando fuera de la norma. ¿Solo entraron los afiches?
A Samper le pedí la renuncia durante 4 años por la financiación que no quiso reconocer a pesar de las pruebas. Hoy me siento frente a igual actitud presidencial y hechos.
También le pedí la renuncia a Uribe cuando se confirmó cómo logró cambiar el articulito para reelegirse. No le pedí la renuncia por no gustarme, pues lo eligió la mayoría; le pedí la renuncia al confirmarse el cohecho «de uno». Estaba en Brasil y leí una columna de Antanas en El Tiempo pidiendo la renuncia a Uribe por esos hechos… Me deja mal sabor simplificar estos hechos graves.
¿Es fatal que Zuluaga reciba donaciones de una empresa extranjera (totalmente prohibido y omitido), pero normalizamos y minimizamos lo que estamos conociendo de la campaña de Santos 2010 y 2014?
Siempre agradeceré a Santos su perseverancia por lograr el Acuerdo de paz, pero no cabe el doble rasero: ESTO ES FRAUDE. Y es igual el fraude del Santos uribista 2010 como el Santos antiuribe de 2014 por el que votamos con tapabocas en segunda vuelta para mantener el proceso de paz, que con todos sus más y menos, ha valido la pena y estamos logrando algo que también invisibilizamos pero es maravilloso: ¡7 mil colombianos están dejando las armas!
Es un reto de la sociedad entera, de nuestra generación, apoyar la inclusión no sólo de quienes dejan las armas, sino de los inmensos territorios de nuestro país abandonados por el centralismo y lógica política del afiche y de la élite que tiene a un tercio de Colombia en el siglo XVIII.
¡No todo vale! Santos debe renunciar. Así no renuncie, es lo que me sale del corazón.
No busco ni hacerle el juego a la derecha ni abortar el Acuerdo de paz ¿O jugamos a que si lo hacen Samper y Zuluaga está muy mal pero si lo hace Juan Pa no es grave, o es por la paz?
Ayer me dijeron enemiga del Acuerdo de paz por dar esta opinión en la radio, no me acostumbro a esa lógica: conmigo o contra mí. Cada uno tiene que hacer lo que está en sus manos y alcance, y no me da el alma para ahora minimizar lo que llevo calificando negativamente desde aquel proceso 8 mil que sufrí con tanta intensidad. La impunidad y cinismo del 8 mil ya nos trajo hasta aquí. Pasamos por un gobierno altamente influido por paramilitarismo, el espiral de impunidad solo aumenta el cinismo, abuso del poder y corrupción. Los afiches pagos por contratista extranjero en paraíso fiscal, no fueron regalo.