La semana pasada el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) publicó, como parte de la tercera edición del Censo Nacional Agropecuario, el boletín número 11 que caracteriza las Unidades de Producción Agropecuaria (UPA) que existen en áreas declaradas como Parques Nacionales Naturales (PNN).
Actualmente, Colombia cuenta con 59 áreas declaradas como Parques Nacionales Naturales (Ver áreas), entre las que se encuentran, por ejemplo, el Parque Tayrona, Los Nevados y la isla de Gorgona. La declaratoria de estas áreas inició con la ley 2 de 1959 y, al menos en el papel, gozan de la categoría de protección y las medidas de conservación más exigentes que existen en el país; sin embargo, esta edición del Censo Nacional Agropecuario deja en evidencia hechos preocupantes respecto a su estado actual.
De las 12’968.822,5 hectáreas pertenecientes al Sistema Nacional de Parques Naturales que fueron evaluadas, el DANE reveló que sólo el 46,7% (6´052.149,2 hectáreas) se conservan como bosques naturales, mientras que un 50% del total censado han sido intervenidas con actividades agropecuarias. Aunque casi la totalidad de este 50%, (6´430.785,4 hectáreas) corresponden a pastos y rastrojos naturales, esta área es potencialmente destinada al pastoreo de ganado como búfalos y caballos. Estas áreas no están cumpliendo el objetivo para el que fueron creadas: ser santuarios para la conservación de biodiversidad.
Llaman la atención los anuncios que ha hecho el Gobierno Nacional en el sentido de querer llegar a poco menos de 20 millones de hectáreas declaradas como protegidas para el año 2018. Aunque algunos ambientalistas señalan que este tipo de problemáticas son consecuencia de realizar declaratorias de áreas protegidas que desconocen las realidades que se dan en los territorios, los resultados mostrados por el Censo Nacional Agropecuario sí dejan claro que la declaratoria de estas áreas en el papel, la parte fácil, no se está materializando en una gestión adecuada que se corresponda con la categoría de protección que les son asignadas.
Semejante deficiencia en la gestión ambiental no es algo nuevo. Desde antes se conocían denuncias del gran déficit presupuestario de nuestros Parques Nacionales. Pareciera ser que el gran show que ha respaldado el gobierno con la exhibición de la película Magia Salvaje no pasa de ahí.