La Financiera de Desarrollo Nacional FDN anunció hoy que dejará en pausa el proceso para buscar un agente externo capaz de hacer la estructuración legal y financiera del Metro de Bogotá con el fin de adecuar mejor las necesidades del proyecto con la nueva realidad política. En pocas palabras, pasó lo que muchos sospechábamos, Enrique Peñalosa propuso cambiar algunos componentes del Metro y con él se irán meses de cambios y ajustes.
En principio, Peñalosa ha dicho que le gustaría usar las definiciones que ya hizo la misma FDN para poner en marcha un plan que permita hacer el trazado original de la línea (desde Portal Américas hasta la 127) reduciendo al máximo los costos. Esto podría incluir la eliminación de estaciones como Casablanca y Marly, ya contemplada en el plan trazado por los gobiernos Nacional y Distrital, la puesta en funcionamiento de dos tramos en superficie: alrededor de la Avenida Primero de Mayo y en la Carrera 9 desde la Calle 100 hasta la 127. La idea de Peñalosa también incluiría construir al menos dos estaciones más en el tramo que irá desde el Portal Américas hasta los patio talleres en Bosa y un ramal hasta Mosquera.
Todo lo anterior implica cambios muy importantes en la estructura de la obra que deben ser tenidos en cuenta para la puesta en marcha de la primera línea. En efecto, llevar un tramo desde Bosa hasta la 127 parece ser una acción inteligente y sensata, sin embargo, no están claras las implicaciones urbanas de los tramos en superficie ni tampoco de dónde saldrían los recursos para llevar el Metro hasta Mosquera. Eso es lo que la Financiera de Desarrollo Nacional quiere tener claro antes de estructurar un proyecto que tal vez no se haga.
Sin embargo, el retraso de cuatro meses en el calendario implica que la obra no tendrá listos pliegos de licitación antes del primer trimestre de 2016 y que con los procesos logísticos que implica hacer una obra de esta magnitud la obra no empezará antes de 2019. Esto quiere decir que podremos celebrar el bicentenario de la Batalla de Boyacá con la primera piedra del Metro cuando todos esperábamos que para esa fecha la obra ya estuviera andando.
La FDN también resaltó otro inconveniente que ya había sido parte de mis reparos al proyecto, el Distrito y la Nación no se han puesto de acuerdo en los términos en los que se tendrá un diseño institucional que soporte la construcción del Metro, esto es, crear una empresa que se encargue de la obra y la operación del sistema. Mal haría Bogotá en considerar que el Metro puede ser una gerencia o dirección de Transmilenio, la construcción de la obra debería constituirse en una oportunidad para reorganizar la estructura del transporte masivo de la ciudad que permita mejorar el servicio de Transmilenio, acercar a la gente al SITP y poner a funcionar el Metro.
Uno de los éxitos más importantes de la pasada administración de Peñalosa es que hizo parte de una secuencia de alcaldes que en lugar de llegar en tono mesiánico a imponer su voluntad supieron construir sobre lo construido y hacer de Bogotá una mejor ciudad. Si el próximo alcalde aplica esto a su gestión entenderá por qué hay un consenso rotundo en la importancia de hacer el Metro y aprovechará las condiciones políticas y prácticas actuales para llevarlo a cabo.