Carlos Parra, uno de los concejales más destacados de Bucaramanga, conversó sobre su trabajo con Angélica Lozano, la Consulta Anticorrupción y su experiencia en la política. En esta sección conocerás el equipo de personas que hacen posible nuestro proyecto político.
¿Cómo se ha preparado para hacer política? ¿Cuál ha sido su trayectoria?
Estudié derecho en la Universidad del Rosario, luego realicé una especialización en resolución de conflictos y una maestría en estudios de paz en la Javeriana. Actualmente, hago una maestría en políticas públicas.
Ahora soy concejal de Bucaramanga, pero antes dirigí la organización INCIDE y coordiné la UTL de Angélica Lozano. También di clases de debate en México.
¿Cuáles son las luchas y principios básicos a la hora de hacer política que comparte con Angélica Lozano?
La lucha contra la corrupción nos une, pues era el tema que asesoraba cuando estaba en su equipo. Esa tarea nos juntó de fondo y forma, de ahí salieron los siete mandatos de la Consulta Anticorrupción.
A los dos nos une la pedagogía política que enseña desde una perspectiva cívica. Con Angélica tuve lecciones de vida muy importantes como que “para tener criterio no se estudia”. Trabajar con ella fue toda una escuela.
Usted está ligado al nacimiento de la Consulta Anticorrupción, ¿cómo fue eso?
Como asesor de Angélica trabajamos mucho en el proyecto de ley de transparencia legislativa, pero se cayó tres o cuatro veces en el Congreso. Angélica me preguntó qué podíamos hacer y le respondí que una consulta. Ahí comenzamos a construirla.
¿Cómo se sintió con el resultado de la Consulta?
La verdad, me sorprendió. Esperaba dos o quizá cinco millones de votos y obtuvimos más de once millones. Ahí me di cuenta de que, aunque a veces parece que no, vale la pena luchar contra el clientelismo y la corrupción en este país.
¿Por qué decidió asumir el riesgo de apostarle a la política?
Llevaba 12 años en Bogotá, pero tenía nostalgia regional y sentí que debía regresar a mi tierra. Usualmente las personas que estudian se van de las ciudades pequeñas.
Desde antes tenía interés por lo público y con la Consulta Anticorrupción descubrí que se puede hacer política diferente sin gastar tantos recursos. Fue ahí que tomé el impulso y me metí de cabeza.
Si alguien le pregunta cómo es hacer política, ¿qué le diría?
Ha sido difícil, pues los escenarios públicos no siempre le dan valor al debate y a la argumentación. Aunque me siento muy afortunado al trabajar con convicción en asuntos de interés público. Antes era un tecnócrata de oficina, hacer política me sacó a las calles.
¿De dónde nace su interés por la resolución de conflictos y la paz?
Cuando estudiaba abrí un grupo para promover el debate universitario, esas conversaciones se usaron como mecanismo para resolver conflictos. Trabajamos temas ambientales, con indígenas y en zonas veredales. Quise abordar conflictos con esas experiencias y apostarle a la paz desde la academia. Más adelante comprendí que lo político es la resolución de conflictos a través de la democracia.
¿Cómo ve el futuro de la política alternativa en Colombia?
En el pasado hacer política era una pared oscura, pero ahora se han dado múltiples experiencias de éxito que devuelven la esperanza. La pregunta que se hace el país es si se puede ganar la presidencia con una opción alternativa. Yo creo que sí se puede, sin embargo; es importante que los alternativos se convenzan y no reciban a élites territoriales que se convierten en focos de corrupción.