Hace dos años se conoció el caso de un cachorro de tigrillo (Leopardus pardalis), que, de acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), está en peligro de extinción, pero que fue encontrado, desnutrido, en una casa bogotana.
Luego de la intervención de las autoridades, el felino estuvo en proceso de recuperación durante más de 20 meses en los centros de fauna silvestre de Bogotá y del municipio de Victoria (Caldas).
El objetivo era «estimular sus condiciones físicas y que pudiera cazar y comportarse con normalidad frente a los demás individuos de su especie», comentó la directora del Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal de Bogotá, Clara Lucía Sandoval.
“Entre los años 1940 y 1970, se realizó la comercialización a gran escala de pieles de felinos ( Panthera onca, Puma concolor y Felis pardalis , entre otros) y nutrias ( L u t r a lo n gic a u dis y Pteronura brasiliensis ), que fueron vendidas en los mercados norteamericano y europeo con altísimos márgenes de ganancia para los intermediarios (Gómez et al. , 1994), así como el comercio de animales vivos como primates, peces ornamentales, aves exóticas, etc. (Ramírez, 1996a). También se cazaron carnívoros y otros mamíferos acuáticos que sus poblaciones fueron llevadas a niveles tan críticos, que en la actualidad no se han recuperado (IIRBAvH, 1997)” (Mancera & Reyes , 2008).